Como al sol en invierno te esperaba, Dudé en salir cuando llegó el momento. Me planté con la cara frente al viento, fui feliz sintiendo lo que soñaba.

La brisa de tu voz me apaciguaba, volé contigo y olvidé el lamento. El aire se transfiguró en tu ahuyento, cesó el brío, el frío achicharraba.

Mi mayor fe es la casualidad, que olvidaste a medias nuestra partida. Creí ciego en la infalibilidad.

Me perdí tan dentro que no hay salida. Guardando silencio con vanidad, solo queda esperar tu despedida.